Mis límites

Tengo un revoltijo de sensaciones pero no me siento mal en este preciso momento. Me doy cuenta que siempre las crisis han sido así: inestabilidad, cambios. Por momentos no ver salida, de repente sentir que el control en definitiva lo tenés vos; de repente sentirte solo, pero luego darte cuenta que no, al menos no de la forma que te parecia, etc. etc.
Y así, en medio de esta etapa, sin ganas para algunas cosas, pero tratando de hurgar un poco en mí y encontrar respuestas o dejar volar sensaciones, me siento a escribir, y también me doy cuenta que hay cosas que no escribiré. Porque es una elección. Tal vez en el fondo piense "si ni mis amigos comprenden ciertas cosas, menos las comprenderán los lectores de un blog", y no es por subestimar a nadie, es sólo reconociendo las limitaciones que puede tener la palabra escrita para conocer a alguien cuando el que recibe sólo toma esa parte que el emisor eligió desconociendo todo lo demás, que en definitiva hace que uno sea quien es. Por otro lado, me gusta poder elegir qué decir o qué no porque no considero a mi blog como un universo paralelo a mi vida donde no se cumplen las leyes físicas y sociales que sí funcionan en el otro. Este blog es una oportunidad de expresión, una vía de comunicación, y ustedes para mí son tan personas como el vecino que saludé en el ascensor hoy. Tal vez algún día algunos seamos amigos, tal vez no, tal vez sólo nos leamos y opinemos, tal vez nos entretengamos mutuamente o nos hagamos compañía virtual o físicamente, pero creo que en este marco que hoy nos une, la elección y los propios límites son incluso una muestra de respeto hacia quienes demuestran interés cada día por estas humildes palabras que leen.
Gracias por estar ahí.
Y a las personas que insultan, ya sea a mí o a gente amiga que entra al blog como pasó hoy, no pierdan el tiempo porque sólo serán ignorados.

...me voy a comer un Sin parar que me estoy deshidratando.