miércoles, 17 de junio de 2009

El Final menos esperado - Parte I

TACTICAS, CODIGOS, SUPUESTOS, SER PESADO, DIFERENCIAS...
A esta altura del partido, la sensación es que pierdo por goleada pero me ganaron con un penal que no fue. Algo así.

Sinceramente me entristeció todo esto. Sé que si no lo supo manejar ella no depende de mí y no tengo "culpas", pero sentir que siempre todo me importa más a mí que al resto de los mortales es un bajón. Ver que es lo mismo mandar fruta que no o simplemente decir algo y luego esperar que no signifique nada o que quede en la nada y todo siga igual como si eso no hubiera existido, es algo que no logro comprender.

El fin de semana largo, la última excusa aceptable para una desaparición como esta, ya pasó. Y no supe nada de ella. La realidad me golpea, y choco con una lógica para relacionarse que no es la mía. Me choca el no ser absolutamente nada para alguien que vos creías podía llegar a sentir diferente. Que hayas terminado siendo una molestia y alguien a ignorar cuando pensaste que era al revés.
Obviamente rechazo yo no le causaba en la relación cordial que generó conmigo, porque sino no habría comenzado a saludarme con un beso, cosa que partió de ella, nadie la obligó. Como nadie la obligó a darme su teléfono o a decirme que sí de ir a tomar algo.
Es tan chocante que de esa interacción con sonrisas y charla y disposición a cada cosa que salía, todo haya terminado en el evitar al otro, en ignorarlo como si no existiera. ¿Qué se imaginaba? ¿Que si me daba el teléfono y me decía que sí de ir a tomar algo yo no iba a hacer nada?
La lógica del "me metí en un quilombo, desaparezco y el problema se va solo", me parece terriblemente infantil... Bueno, varios amigos me dijeron "quien se acuesta con niños amanece mojado".

Hoy un amigo me daba su punto de vista totalmente diferente al mío, y me decía que él habría dejado un mensaje solo y que quizás en una semana llamaba de nuevo a ver qué onda y sino chau. Que llegar por ejemplo de afuera y tener 2 mensajes de voz y 2 mensajes de texto era demasiado, que él en el lugar de ella pensaría "¡qué pesado!".
Según él, si alguien, sea un amigo o mujer o quien sea le manda algo y él no responde, por algo será, porque su vida no es estar respondiendo mensajes, tiene otras prioridades y si después ya recibe varios mensajes juntos, ya a esa persona si la iba a llamar no la llama. Onda "que espere, que me tiene que andar acosando". Si está haciendo otra cosa y recibe un mensaje, hasta el otro día capaz ni lo lee.

Bueno, no hace falta aclarar que no comparto nada de nada de como él encara las cosas.
Sobre el que te manden algo y no verlo hasta el otro día, ni en pedo porque la curiosidad me mata y puede ser algo de interés, no dar bola no me parece una opción, por mí mismo y por el otro.
Sobre dejar un mensaje y chau, y no, tampoco, en este caso no. No siento que el desubicado sea yo de llamar a alguien que me mostró la mejor onda y con quien no logro comunicarme. No siento que sea pesado si no tengo la menor idea de qué pasa del otro lado y no recibo señales (y las señales que había recibido antes eran todas positivas).
Y no sería yo si me hiciera el que me chupa un huevo si hablo o no hablo con ella y que "dominar la situación" sería restarle importancia y llamar así como algo casual y aislado a ver qué onda. Nah, ese no soy yo.
Yo soy el que quiere saber, el que quiere entender, porque actué en consecuencia a lo que me dieron y me molesta mucho que lo aceptable sea que uno deba hasta dar por sentado que dar el teléfono y decir que sí a salir no significa nada y que la otra persona no asuma que sí significa y que era obvio que iba a generar reacciones. ¿O acaso está todo al revés y hay que darle vuelta el sentido a todo siempre? ... (No respondan...)
Yo percibí magia en el aire al estar con ella y si hice algo es porque pensé que era algo mutuo.
Según mi amigo, seguro que dio el teléfono y chau, no significó más que eso para ella, en su momento salió del paso así y a otra cosa. Es uno el que lo piensa de otra manera y se hace toda la película.
Me sentí bastante pelotudo de que haya gente que lo toma así todo y yo no vea esa posibilidad.
Yo no digo por decir las cosas. Menos cuando involucran a otras personas.

Evidentemente, coincido en que eso fue lo que pasó: para no quedar mala onda en el momento, arriba del bondi tras la charla, me dio el número y me dijo que sí. Para qué complicarse la vida. Se evitó una situación chocante. ¿Después?, después ya no interesa, no es algo que le preocupe o haya pensado, sólo hizo lo más fácil. Me verá de nuevo, pero eso no es algo que le importe. Zafó del momento y chau. Luego me ignoró como si no existiera y listo, cero situación que enfrentar. Siguió con su vida, con las cosas que realmente le importan y con las personas que realmente le importan.
Es rechocante pasar de esa cordialidad y de la eterna sonrisa (repito, nunca vi algo que no fuera sonrisa en su boca al interactuar) a directamente no existir y sentir que te ningunean mal. Ese accionar asume que yo debería entender que no le importa y chau.
Qué fácil es todo manejándose así...
¿Y quizás si no le hubiese dejado tanto mensaje ella podría haber llegado a responder?
Nah. Yo no lo vivo así. Para mí hay dos opciones: 1) Tiene interés. 2) No tiene interés.
Si no tiene interés es al pedo desde el vamos llamarla o no llamarla. Si le parezco pesado por mis 4 mensajes, pues es porque ya no tenía interés en comunicarse conmigo.
Si tiene interés, la única opción es que no escuchó ningún mensaje, porque sino habría emitido señales de vida. Si teniendo interés no me respondió o le molestó mi insistencia, está bien, ¿qué puedo hacer? Yo actué desde mis deseos, y por eso estoy contento y satisfecho. ¿No lograba comunicarme? Le mandé mensajes, incluso buscando un medio alternativo para facilitarle comunicarase si le daba cosa hablar.

Tantas formas había de salir del paso sin caer en el ignorar al otro...
Los clásicos "tengo novio", "tengo que estudiar", "vemos"... Incluso habiéndose metido en el quilombo, podría haber zafado con un frío mensaje de texto que denotara que no tenía interés. Cualquier cosa se puede interpretar como indirecta directa y listo, a otra cosa y nos vemos el mes que viene como siempre y todos felices. Pero no... Nada. Nada de nada. Dejar que todo siga y hacer de cuenta que no pasó nada.

Resumiendo, no le importó un carajo de nada, no supo decir que no, me dijo a todo que sí y como le importaba una mierda se borró y chau, y seguro cuando vaya a cobrarle va a actuar como si nada.

Y seguramente ese día del mes que viene marcará el cierre de todo esto. No sé cómo sentiré de acá a 25 días. Hoy en día, ya hice suficiente. No voy a volver a llamar. Algo de lo que mandé seguro lo recibió. Probablemente todo.
Pero no tengo ganas de quedarme con ese 1% de duda de si recibió o no mis mensajes. Quiero ver cómo maneja la situación cuando le pregunte por qué no me respondió. Es capaz de decirme que no recibió nada siendo mentira si es que sigue con su postura facilista de evitar decir que no... Habrá que ver con qué onda lo dice, porque si realmente no recibió nada pues me va a dar detalles y a preguntar por lo que le decía, etc. etc. Si es así, tengo que contarle lo que pasó y de una invitarla a salir de nuevo o algo concreto y tomar recaudos de cuándo llamarla o cómo comunicarnos. Si lo dice nuevamente por compromiso, se va a notar. Y si dice que lo recibió pero no pudo responder o alguna otra variante, listo. A otra cosa y chau. Pero dada su compulsión a sonreir y a la buena onda, es mucho más probable que se meta nuevamente en un quilombo con tal de quedar inocente y cordial y está en mí sacarle la posta de lo que quiere o no quiere hacer y cortar esta pelotudez.
¡Loco, parece mentira! Ahora el objetivo parece ser ¡lograr que la mina me diga que no!

El mes que viene, ¿se pasará del mostrador y me dará el beso? ¿Habrá cambios en su actitud ya de entrada? ¿Habrá menos sonrisa? Va a ser muy raro. Pero bueno, para ella esa situación incómoda durará sólo unos segundos, así que bien vale la pena mandar fruta si total, después eso pasa y todo sigue igual.
Nunca hubiera imaginado que Eliberta, tan desenvuelta, piola, espontánea como la veia terminara mostrándome esa faceta tan común, tan estándar de las pendejas.

domingo, 14 de junio de 2009

Fantasía - Parte III

¿Y AHORA?
Y ahora llegaba el momento de generar el encuentro decisivo, esa primera cita. Ese volver a verse pero no por casualidad sino por la suma de dos voluntades, de dos deseos.
Y ahora nuevamente mi enemigo número uno, el tiempo para pensar, estaba a mi lado.
Pero había que vencerlo, apoyándome en esa sonrisa y en ese SI de su parte. En esos gestos y su fluidez.
Dejé pasar dos días para no quedar desesperado y como se venía el fin de semana largo, llamé el viernes con la idea de arreglar algo para los días siguientes.
La llamé desde casa a eso de las 13.30, calculando que ya habría salido del trabajo y aún no habría entrado a la facultad. Me atendió:
-"Hola"
-"Hola, ¿Eliberta?"
-............................ (se cortó)
La llamé de nuevo, sonó varias veces pero me atendió el contestador. No dejé mensaje de voz, pero le mandé un sms diciéndole que era yo quien la llamó (cuando se cortó no tenía manera de saber que era yo, era mi primer llamado, lo cual es un aliciente en el sentido de que no me cortó adrede! jaja) y que si podía hablar la llamaba de nuevo.
Pasó el viernes y no recibí respuesta al sms. Tampoco llamada al número que la llamó y se cortó.
Decidí esperar si respondía y volver a llamar al día siguiente, el sábado.
Las especulaciones a esta altura de todo un país pendiente de la novela, eran muchas. Entre ellas figuraban:
*Se quedó sin batería y cuando la cargue bien tarde a la noche recién ahí recibirá el mensaje.
*Se quedó sin batería y el sms capaz ni siquiera le llegó.
*Le robaron el celular cuando atendió (eso también implica que pueden haberla herido y estar en un hospital, por eso no atiende).

La incertidumbre crecía.
Sin novedad. Las horas pasaban. Finalmente al atardecer del sábado, la llamé de nuevo.
Nuevamente el contestador... Esta vez dejé un mensaje de voz desde mi teléfono fijo diciéndole que ayer se había cortado y por las dudas aclarándole que era el cobrador del hospital.
Más tarde desde el frío de mi terraza, tras una sesión de observación del cielo, llamé nuevamente, sólo para encontrarme con lo mismo. Le dejé un nuevo mensaje, diciéndole que la voz de la chica de Movistar diciéndome que no está me estaba cansando (pero en joda). Insistí y de nuevo atendió el contestador. Le mandé un sms diciéndole que si lo recibía me lo respondiera y que si no lo recibía también me lo respondiera.
No hubo novedad de ningún tipo...
Pero ya fue suficiente. Ya estoy en el límite de ponerme pesado. Siempre y cuando ella esté recibiendo algo de lo que le mando. Esa es la duda que me impulsó a seguir hasta acá, que NO SÉ. Pero a esta altura estadísticamente algo le tiene que haber llegado. Una llamada que se cortó, dos sms, dos mensajes de voz, tanto desde mi teléfono fijo como desde mi celular.
Ahora, si acepto que me pongo pesado es porque doy por sentado que está recibiendo lo que le mando... y no está respondiendo, lo cual ya hace que sea irrelevante ser pesado o no porque si no responde es que no le interesa.
A esta altura, nuevas hipótesis se agregaban a las anteriores, que seguían vigentes:
*No tiene crédito para llamar ni mensajear tampoco.
*Al principio fue un problema técnico pero luego, ya sabiendo que soy yo, me evade.
Y esa hipótesis negativa empieza a tomar fuerza porque todo es muy raro. Pero más raro aún es que si no tenía interés me haya dado su celular y me haya dicho que sí de ir a tomar algo, cuando nadie la obligó. Si lo hizo para no quedar mal, ahora está quedando mucho peor con esto, lo cual no tiene lógica. Lo que más me extraña es que no percibí en sus ojos, en sus gestos o acciones signos de nerviosismo o duda al darme su teléfono y al aceptar mi invitación. Nunca la vi evadirme la mirada o querer buscar excusas. Esas cosas se notan, y no fue el caso. Podía tranquilamente decirme que no a ambas cosas. Casi no me conoce. Podía haber inventado que tenía un novio (si es que no lo tiene) para alejarme. Pero dijo a todo que sí con una sonrisa. No tiene sentido...

Esta historia empezó siendo un drama psicológico, siguió siendo una de fantasía, se volvió una de la vida real romántica y ahora es de suspenso... Espero que no termine siendo una de terror.

viernes, 12 de junio de 2009

Fantasía - Parte II

Divisé el 29 acercándose por la avenida. Me dispuse a tomarlo.
Cuando estaba por subir, apareció una chica y le cedí el lugar para que subiera.
En el preciso momento que me corrí a un costado... ¡vi que era Eli!
No lo podía creer, pero no tuve tiempo de pensar ni de sentir nervios ni sorpresa, nada. Sólo más tarde, a la distancia, puedo sentir que todo fue como si el guión lo hubiera escrito yo. Como si por una vez, el destino hubiese aprobado mi borrador y hubiese puesto en escena mi obra maestra. Esa que tantas veces se rodó en mi mente y en mis deseos.
A partir de ese momento, todo fluyó con una naturalidad asombrosa, imperturbable. Con una comodidad y una alegría patente en las sonrisas. Siempre supe que la clave era no pensar, simplemente sentir, ser uno mismo, el problema es cuando el cerebro tiene tiempo y cae en la tentación, en el vicio.
-"¡¡Hooooolaa!!, qué casualidad", le dije y subí detrás de ella, que sonreía.
Pidió boleto de 1,75.
-"Ah, vas hasta la loma del kinoto.., vivís lejos"
-"Olivos"
-"AH, mirá, yo juego al paddle en Olivos, ayer estuve por ahí"
-"¿Dónde?"
-"En Olivos Paddle, en San Lorenzo"
-"¡Ah, yo vivo a 10 cuadras!"
Y la charla siguió ininterrumpidamente en esos minutos de viaje compartido.
Había un asiento en la fila de dos y ella fue hacia allí y antes de sentarse me preguntó a mí si me quería sentar, a lo que obviamente le dije que no. My God! ¿Será que estoy tan hecho mierda que ya merezco que alguien como ella me de el asiento?
Me quedé parado a su lado y hablamos.
De su trabajo, de que sale a las 13, de que hace 3 ó 4 años que labura ahí (lo cual yo no podía creer, pensé que hacía como 10. "Para mí desde siempre estuviste ahí, es más, no puedo creer que estés acá afuera del colegio, ¡no puede ser! jaja"), que hizo la secundaria en la misma escuela, que tiene 21 años, que se llama Eliberta y le dicen Eli (en mi fantasía no le decía mi nombre a propósito para que ella preguntara por el mío, cosa que sucedió tal cual, recuerden que el guión lo escribí yo), que estudia Historia del Arte y hace un curso de fotografía. A todo esto, cada cosa generaba un diálogo: que una amiga mía estudiaba lo mismo en la misma facultad, que el viaje desde Olivos a la facu en hora pico le puede llevar hasta dos horas, que el curso de fotografía le queda de paso, que hoy era el único día de la semana que no tenía facu.
Se desocupó el asiento de adelante y me senté de costado dado vuelta hacia ella para seguir la charla. Hablamos de sus vacaciones y su pasada por Mendoza y le conté de los congresos de astronomía, de mi pasión; ella mencionó el Observatorio de Malargüe; hablamos de su paso por Córdoba (San Marcos Sierra) y le conté de mi casita en Huerta Grande y del premio grosso que recibí hace dos semanas por investigar estrellas variables. Terminamos coincidiendo en lo importante de poder hacer lo que a uno le gusta más allá de la plata. El arte y la astronomía probablemente no nos den de comer.
Fueron pocos minutos, ¿7, 8? Pero no hubo ni medio segundo de silencio ni rastros de incomodidad mezclada con esas sonrisas y esa mirada, la misma de meses atrás. Eli era más que una chica actuando con cordialidad en su trabajo. Eli es así. Es un Sol. Y el Sol atrae, el Sol calienta..., el Sol quema.
Ya se acercaba mi parada. Había que actuar o dejar que todo se enfriara. Pero en este nuevo orden mundial, en MI libreto, las cosas eran claras, y así siguieron:

-"Yo ya me tengo que bajar, pero no tenés mail, teléfono, algo, así hablamos?"
Ella empezó a hurgar en su bolso en busca de no sé qué sin éxito y le pregunté
-"¿Qué?, ¿tenés tarjeta?, ja"
-"No, no, papel y lápiz"
-"Ah, a ver, decime tu teléfono"- y pelé el celular (eh.. mmhh... erh... eh... si.. , tengo celular ahora, JAAAAAAAAAAAAAAAAAA), pero en el maldito nervio del momento, en el maldito menú, me equivoqué de maldita opción y quería agregar su número en la opción de buscar contactos, así que cuando ya me estaba dictando, lo cerré a la mierda con un falso "no, se le acabó el crédi..., digo, la batería a esta porquería!" y pelé un papel y anoté su número.
Fue tan natural la forma en que me lo dio, tan predispuesta que me dio letra para que le dijera:
-"Bueno, ¿tenés ganas de ir a tomar algo uno de estos días y seguimos hablando?", a lo que respondió:
-"Bueno", sonriendo y asintiendo con la cabeza. (Traté de evitar que "La Gran Gaudio" onda "Yo no gané Roland Garros, no puede ser" resonara en mi interior)

En ese momento, no puedo negar que sí, ya había cierto componente nervioso y de temperatura en ascenso adentro mío, pero ¡es obvio, esos nervios eran justificables y naturales!
Me paré porque ya bajaba, le dije:
-"Bueno, dale, te llamo", y me despedí con un beso y un "Que tengas un lindo día".

Caminé hacia la puerta de atrás embriagado con una sensación de deseo (no deber) cumplido y de incredulidad crédula. Bajé del 29 y en mi mente sonaba de fondo "You Got it" de Roy Orbison.

Durante el día no pensé mucho en lo sucedido. Simplemente seguí con mi vida, mis cosas. El miércoles fue muy ocupado y no tuve tiempo de parar a ver dónde estaba parado.

Pero esta recién es la primer ronda del "torneo" y a decir verdad no pensar parece ser lo mejor, porque pensar es moverse en el terreno de lo posible, y lo de hoy, lo de hoy fue pura fantasía, algo no factible de consumarse en hechos.
Pero a veces nos llega el momento de escribir nuestro propio guión y de que nuestra obra pase del estante de "Ciencia ficción" al estante de "Biografías"

¿Y AHORA?

jueves, 11 de junio de 2009

Fantasía - Parte I

Otro mes más llegó y de nuevo, por enésigimésima (sí, con dos acentos va) vez me tocó ir a cobrar al colegio.
El mes pasado ella estaba en el entrepiso suplantando a la secretaria de ese puesto así que cuando entré y la vi ahí me sorprendió, le pregunté qué había pasado, me explicó y me dijo que me pagaba el chico arriba. Yo un amargo total, en vez de acercarme a saludarla (encima estaba sola), un muerto, seguí para el primer piso. Ya arriba, registré la pelotudez cometida, la negligencia de mi parte y me propuse (esaaaaa!!?!) acercarme, darle el tradicional beso (o sea, ella se pasa de mostrador y me besa y yo no me acerco 5 metros a su escritorio? naaah, una vergüenza, un oprobio, indignante realmente) y hablar algo, por ejemplo del hecho de que estaba con anteojos, cosa que no había visto antes en ella.
Obviamente, bajé y estaba con una chica sentada del otro lado de su escritorio y encima hablando por teléfono así que hubo despedida con la mano a la distancia. Tarareando "From a Distance" de Bette Midler en mi mente, bajé y me fui a la mierda.

Y volviendo a este mes, en esta semana con problemas de salud (nada grave pero teniendo que ir a médicos y hacer análisis) y con decepciones laborales patéticas, lo que menos me preocupaba era lo que pudiese llegar a suceder en el colegio. A esta altura ya estaba curado de espanto.
Llegué tarareando en mi mente "Heading for a fall" de Vaya con Dios y esta vez todo era normal, en el entrepiso estaba la señora de siempre, aunque pasé incluso más tarde que el mes pasado. Se respiraba un clima de quietud en el colegio. Subí a la oficina y... ¡estaba sola! CHAN (¿?). De espaldas, en medio del silencio. O sea, la situación esperada, sin interferencias humanas (salvo la propia humanidad de uno, ja ja). La saludé, vino y me dio el beso al que ya me acostumbró y en medio de un silencio sepulcral fue a buscar la plata y yo la esperé petrificado (ahí a 2,5 metros, o sea, se podía hablar tranquilamente). Volvió, me pagó, le agradecí, la despedí y bajé, ya asumiendo que la cosa era así, realmente no tenía ni ganas de someterme a presiones o situaciones de difícil resolución...
Salí y seguí cobrando las 3 ó 4 que me quedaban antes de irme a almorzar y pensando en que si en estas circunstancias no le decía nada, pues ya chau, fue. Sólo quedaba fantasear con esas situaciones novelezcas azarosas en las que el destino se complota para que los protagonistas entrecrucen sus destinos y todas esas pelotudeces rosas.
Y volé mal mientras caminaba, pensando en que ella, como ya eran tipo la 1 de la tarde, capaz salía a esa hora y justo se tomaba el mismo colectivo que yo. Me tenía que tomar el 29 (que no tomo muy seguido) así que fantaseaba con finalmente encontrarla ahí fuera del colegio (a dos cuadras) y que se diera la situación, la famosa excusa de hablar. En la película me veía preguntándole si vivía por el lado de Barrancas, etc (como el bondi va para ese lado).
Terminé de cobrar y ya de nuevo con los pies sobre la Tierra, caminé hasta la parada. Me costó encontrarla porque sólo estaba señalada con un sticker en un palo. Esperé un minuto y divisé el 29 acercándose por la avenida. Me dispuse a tomarlo.