Extraña Inestabilidad

Cuando posteé que empezaba la inestabilidad pensé que eso significaría postear menos. Sin embargo, el primer día de inestabilidad fue extraño, fue como si esa nube de incertidumbre me hubiese depositado en cierto universo paralelo.
Fue un día diferente al resto.
Empezó con el llamado de mi jefe que ya conocen, siguió con el llamado de auxilio a mi amiga Cel y con varias horas de trabajo (del que queda) bajo el abrasador Sol de Buenos Aires. Pero la atmósfera ya no era la misma, la densidad de los pensamientos y la inercia la cargaban uniéndose a la humedad agobiante.
Y mi amiga que se ofreció a venir a bancarme esta noche; luego alguien que sin saberlo me ayudó a olvidarme del asunto por un rato; luego mi otro amigo que me llamó en señal de apoyo.
Cena y charla con Cel de esas que nos gustan y un final de jornada completamente inesperado:

Cuando vuelvo de acompañar a mi amiga de tomar el 107, minutos después de la medianoche, vengo acercándome a la vía por Monroe y al cruzar Washington veo a una señora que viene con un cochecito y dos hijitas. De repente se para y se pone a acomodar no sé que cosa y no se da cuenta de que empieza a bajar la barrera. Lo primero que pienso es que no puede suceder lo que está por suceder, era algo surrealista... Pero me doy cuenta que era inevitable y entonces me acerco más y le grito:

-"¡Señora, cuidadoo! ¡¡Señora, la barrera!!!!", y la señora en rápida acción logra esquivarla cuando ya iba a pegarle justo en la cabeza. Logra correr el cochecito también y luego del shock se agacha, pasa la barrera y me dice

-"aaahhh, me salvó Dios... ¡y vos! ¡Gracias!"

La saludo y sigo caminando... pensando por Naón...

No es la primera vez que me pasa que en un día de crisis mi sensibilidad cambia y pasan cosas así. Como si algo en el universo intentase compensar tus pérdidas regalándote vivencias. Y que estas cosas las diga un pesimista como yo, algo debe querer decir!