AYER
No pasó más de un día desde que nos vimos por primera vez hasta que nos dimos ese beso que nadie sabe quién de los dos empezó a dar primero pero que fue imparable e inolvidable. No pasó más de una semana hasta que viajé 1000 kilómetros para verte de nuevo. Y pasaron una a una ciudades (Villa Carlos Paz, San Rafael, Buenos Aires, Asunción del Paraguay, La Plata) que fueron testigos privilegiadas de nuestro amor infinito, y también de nuestras angustias y miedos. Distancias que acortábamos con nuestros corazones, dolores que opacábamos con el sólo saber que nos teníamos, fuese como fuese.
Ella era chica, una adolescente, pero al encontrarnos descubrimos un código común y cierta melancolía que nos unía. Había algo en ella que la hacía ser madura a un nivel inexplicable. Pero ahora veo claramente que esas mismas cosas que hacen que seamos maduros o especiales, también suelen ser las causantes de que nos alejemos, de que crezcan barreras que nos separan de los seres de quienes nunca pensamos que nos separaríamos. Las huellas y cicatrices que nos moldean y hacen que nos entendamos, crean distancias insalvables entre nosotros, esas personas especiales que cada día luchamos por crecer y ser mejores. Pero a veces no nos alcanza.
Desde el principio las señales estaban ahí y no quisimos verlas. Sabíamos que no iba a ser fácil pero pensamos que el amor todo lo podría. No podíamos cambiar el pasado e hicimos de cuenta que el presente era nuestro tesoro. Pero el silencio le fue ganando a esa canción que empezamos a cantar y cada vez costaba más poner las letras. La competencia fue ganando a ese equipo que parecíamos ser. El dolor se fue apoderando de la risa y la cajoneó hasta nuevo aviso. El pasado cerró el cajón y se tragó la llave en esas fauces llenas de sufrimiento y locura. Y cuanto más profundo se hacían nuestros lazos, más oscuro era el camino y más silenciosa la caminata. Las lágrimas no dejaban ver por dónde transitábamos y tampoco dejaron ver los por qués de haber elegido este último sendero. No me arrepiento de haberlo elegido aunque hayamos llegado al punto de decirnos llorando:
-"¿Puede ser posible que yo siempre sepa que vas a estar si te necesito y vos también sepas que yo voy a estar, pero eso sea todo? ¿Alcanza con eso?"
Pero ya no podíamos darnos más. Cuando el amor se convierte en estorbo. Cuando no hay forma de amar si no se caen las barreras. Cuando las barreras son demasiado pesadas y no basta con una simple decisión de levantarlas. Y todo nuestro amor quedó perdido y bastardeado en medio del espanto y el dolor, de la imposibilidad de siquiera haber discutido alguna vez, haber podido hacer algo para cambiar. No era posible. Debías hacerlo sola. Asumir eso fue terrible. Reconocer que en ese momento yo pasé a ser una amenaza a tu estabilidad y la metáfora de tu sufrimiento. De repente ya no poder tocarte o que no pudieras mirarme a los ojos y a la vez saberte herida hasta las entrañas. Saber todo y no poder hacer nada. Saber más que vos misma y sentir el dolor que vos no te animaste a sentir. Sufrir por los dos y verte partir en medio del silencio. Pasar del todo a la nada. De la confianza total al silencio sepulcral. A la agonía de forzarme a olvidarte por el bien de los dos. A ese sentir que toda nuestra historia no parecía significar nada para vos. Dos años y medio en que vivimos de todo y en todos lados.
Cada tanto te pensé o te soñé.
Y seguí adelante. Nunca más te vi o te oí. Esos amigos en común sabían que no debían hablar de vos. Aún así cada tanto algo supe, que seguiste estudiando astronomía, que ahora trabajabas en el Obser. Que decidiste a último momento no ir al congreso de Mardel en el 2004. Que seguiste persiguiendo tus sueños, ya sin mi interferencia.
HOY
Hoy me desperté y sin un por qué, después de meses, de repente te pensé. Pensé si habrías logrado salir adelante de la mierda y el horror. Si alguna fuerza inexplicable te habría dado la posibilidad de enfrentar al pasado y acomodar tu presente. Pensé qué sería de nosotros si todo hubiera sido diferente.
Enterré los pensamientos y salí a trabajar, a mi rutina diaria.
Al mediodía chateé con un amigo de Mardel que la astronomía me hizo conocer (como a casi todas las personas importantes en mi vida) y que también se hizo amigo de ella cuando salíamos. Hablamos del congreso al que asistiremos en Rosario la semana que viene y me hizo la pregunta de cuál había sido el último congreso en el que yo no había dado una charla. Fue en el primero, el de Villa Carlos Paz en el 2001. Le comenté que fue el congreso más hermoso de todos y le dibujé un corazón de MSN relacionando con que allí la conocí a ella.
Mi amigo se sorprendió y me dijo que era la primera vez que le hablaba bien de ella. Me extrañó esa reflexión ya que implica confundir no querer hablar del tema con hablar mal. Le dije que no era así, que fue una etapa hermosa y él me respondió que siempre pensó que esa época yo la recordaba negativamente.
-"Es imposible recordar negativamente los mejores momentos de mi vida y a quien fue el único amor que tuve",
-"Si te sirve de algo, ella siente exactamente lo mismo"
cri cri cri
¿La verdad? No me sirve de nada. No sé para qué pensó que podría servirme.
Después de dos años y tres meses es la primera vez que supe algo de ella en relación a mí. Algo de esa persona que quise dejar atrás a toda costa y a quien maté pero cada tanto se empeñan en resucitarla.
Mis últimas imágenes de ella son de alguien desconocido para mí, una piedra inerte y herida escapando de todo y callada. Si bien uno siempre supo que nuestra historia había sido muy importante, jamás lo supe de sus labios o su mirada o aunque más no fuera a través de una lágrima de adiós. No fue así. Mi amigo pensó que después de tanto tiempo ya se podría hablar del tema tabú. Se equivocó. Nadie sabe lo que sucedió, cómo sucedió, por qué. Es un secreto que compartimos con ella a pesar de todo.
Y volví a trabajar en la tarde.
Pensando en ella y en qué habría sucedido en estos años, cómo se sentiría, si habría tenido la fuerza para sobreponerse al horror y a enfrentar la vida.
Y entonces me tocó cobrar en la casa de una familia joven donde los últimos meses se había dado una situación particular: la mamá, embarazada o convalesciente, intentaba darle a su hijita de unos 4 ó 5 años el billete para que saliera y atravesando el patio de adelante me lo diera a mí. Durante meses los intentos fueron infructuosos y la nena, vergonzosa, se aferraba a la pierna de su mamá y berrincheaba quedándose inmóvil y no salía. La madre tenía que venir y pagarme ella. Hoy, casi llegando a la puerta, de repente imaginé que la nena iba a perder el miedo, se me iba a acercar e iba a darme la plata sin problemas.
Toqué el timbre, me anuncié, una señora me dijo que esperara y entonces sucedió:
la puerta de la casa se abrió y una enana preciosa se dirigió a mí con el billete y me dijo "Hola" sonriendo. La saludé, le agradecí, le sonreí y cuando volvió hacia su puerta me dijo "Adiós", ya junto a su abuela. "Adiós", le dije y sólo pude dar unos pasos hasta pararme en medio de la vereda y quedarme atónito.
La nena estaba creciendo.
12 comentarios:
me pone realmente mal cuando leo una historia de alguien que no puede contener a la persona que ama pese a todos sus esfuerzos. me deja la sensción de la arena escurriendose entre los dedos.
Detective, como me sacaste? o estas pescando?
Romper las barreras que nos atan, dejar atras nuestro pasado -bueno o malo- es uno de los desafíos más difíciles de afrontar. La acumulación de experiencias vividas, tristezas y alegrías, es la que nos hace como somos. Tirar toda la basura afuera y renacer como una nueva persona puede llevar años, toda la vida, o simplemente no darse nunca.
En un blog tan bueno, este post brilla con luz propia.
Toto,
pelearse es más fácil...
Sobre la pesca, es cuestión de estadística. Igual no pndría las manos en el fuego. JA.
Hernán,
Aún no conozco casos positivos que haya visto en mi corta escala temporal de vida :-(
Me gustaría que aparezca la excepción a la regla.
Saludos.
Zebra,
No, no es la idea. La distancia no nos separó, fueron otras cosas. Si bien la distancia a veces se te clava cuando necesitás al otro, las barreras internas son mucho más poderosas. Así que si te embarcaste en una historia así (a veces no se elige) ponele todo y no dudes.
Besos y gracias por pasar.
Solo puedo decirte que me emocione muchisimo con lo q escribiste.
Coincido con hernan, q este post "brilla con luz propia".
La verdad debes ser una persona muy cálida para poder escribir algo así, me sorprendiste mucho y muy bien.
Me gustaria poder explicar porq, pero es tan largo q prefiero solo decirte Gracias!
Es increible. Ví tus opiniones en muchos blogs y nunca hice clic para ver tu perfil o tu blog. Lo hago hoy y veo q te gusta la astronomía. Es una de mis pasiones no desarrolladas, como la música. Siempre me digo, algún día,algún día.
Tengo un nudo en la garganta que si te tendría que decir algo no podría...
No se si tu nena creció, pero podrias averiguarlo, a todos nos llega alguna vez...
Como que la ternura me broto en este momento y antes de moquear me voy...
saludos
la verdad, me encantó este texto y me representa tanto que no te imaginás. Voy a tomarme un tiempo para leer todo lo anterior y ponerme al día. Me encantó tu blog, Sebastián
Ana,
Gracias a vos por tus palabras! A veces no hay por que´s para todo, ¿no?
Besos.
Pol,
mirá vos que casualidad! No somos muchos los locos interesados en el cielo. En mi caso, es mi pasión absoluta. Desde chico. ¿Has estado en alguna agrupación o hecho algún curso sobre el tema o cómo fue que te interesaste? Mejor respondeme por mail así no llenamos el post de cosas que nada que ver.
Gracias por pasar.
Daria,
corazón, no me llore, tome un pañuelo (limpito, eh).
Besos
Lauri,
lamentablemente parece ser que hay más de estas historias de lo que uno quisiera... Puedo asegurarlo.
Lea nomás y espero tenerla seguido por acá.
Besos.
Me encantó lo que escribiste, me hiciste sentir algo que todavia no sé...
Bárbara,
bienvenida. Me alegro que te haya gustado. Ya te hice una visita.
Besos.
Sabes que ese dia fui "trabajar" y segui pensando en esto... y descubri por que me habia afectado porque alguna vez fui "nena", y ahora que creci (eso creo, ajjaa)me di cuenta que deje que se vaya algo importante...pero bue, gracias pro su pañuelo igual...
saludos
Daria,
en el momento hacemos lo que nos sale. Ojalá siempre hubiera segundas oportunidades, pero a veces mo es así y la oportunidad es usar eso de experiencia.
Un beso.
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